jueves, enero 17

La hermosa idea de no decir nada, una historia del silencio y la noche

La hermosa idea de no decir nada

Una historia del silencio de la noche y como la palabra juega bajo la niebla noctámbula.

Los techos se pintan con el rocío de verano, la serenidad no es solo parte de esta delicada forma de caer que tiene la oscuridad cuando el reloj muere bajo el horizonte, sino también de un pensamiento que no se duerme para recibirla.

¿Cuál es tu intención querido pensamiento? no solo me das colores si no que soy quien se mira al espejo porque así lo quisiste, porque cada sonrisa y olor me cantan una poesía tuya, cierro los ojos y allí estás latiendo entre el laberinto oscuro del misterio de la vida.

Te transformas cual baile que se pinta en un salón, y pareciera ser que de noche brillas de una manera especial, ¿A cuantos de nosotros deslumbras en suspiros y miradas cuando son las 3 de la mañana?

Te deslizas entre el pasto, cuando este respira, apareces como la niebla cada vez que me acuerdo de ti, y digo niebla por que no tienes forma ni dirección, solo eres en un acto espontáneo de creación.

Y bajo la vela de la creatividad te creas a ti mismo y a todo el mundo, de noche la poesía es tu lenguaje y los versos se posan en tu mirada, tranquila, romántica, melancólica, colérica o entusiasmada, todo depende de quien te cosechó por la tarde.

te meses como la hierva cuando el viento se desenvuelve cual un mantel en el campo, inclinas la mirada con los ojos rotos en cristales que mira mas allá del corazón.

Y tienes ritmo propio con su propia sangre, ya que prescindes del nuestro, vives en mi cuerpo con la canción del organismo, pero también estás en los demás con la palabra que mora de aquellos que se agradan de verme.

Pues vuelvo a recordarte de noche donde me haces el mayor de los espectáculos, donde la sinceridad te hace brillar y la vergüenza no te apuñala, donde la inspiración es un soneto constante, y la memoria te acompaña.

¡Y qué sería de la vida sin quien la contemplase! los detalles se notan a esta hora y no en la tarde, y sin embargo la risa bobalicona que puedes tener se amarga al escuchar el llanto de una historia que se cuenta al caminar.

Se acerca la hora de dormir, el aroma pesado del cansancio sofoca tu concentración, nos pone en una cuna que es el barco al ensueño, y de nuevo me cuentas un cuento totalmente mal formado,  estás poseído cuando cierro los ojos y me pierdo de mi, revientas como los fuegos artificiales y unes cuerdas que se enredan al abrazarse, mezclas personajes como si no los conocieras, y la historia no tiene sentido pero me la presentas igual para darme un consejo que despierto no hubiera escuchado.

Aterrado o enamorado me despierto y veo que la luz aturde todo lo que me hablaste, malhumorado me gritas y me arrepiento de tenerte en la oscuridad tranquila, y vuelves a estar aquí por que tuyo soy como eres de mi.

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